COMPARTIENDO ONDAS 16
LA MOVILIZACION DE LAS MUJERES AGRÍCOLAS
PARTICIPANTES
Fundación entre Mujeres, FEM, de la mano de Cristian Merlo. Directora Colegiada en FEM e integrante del tejido comunitario. Nicaragua.
Asociación de Mujeres por la Agricultura y la Ecología, con Cecilia Creta, Celia Marco y Victoria de las Hadas Muñoz Alonso, y Sara Rosalén López, voluntaria de AMAE. Valencia.
El pasado Abril de 2023 realizamos un primer encuentro de la Fundación Entre Mujeres, FEM, y la Asociación AMAE, que es la Asociación de Mujeres por la Agricultura y la Ecología, recogido en el Compartiendo Ondas 3.
Y hemos querido volver a compartir experiencias en este nuevo conversatorio:
Cristian: Saludos, compañeras. Me siento muy alegre de estar aquí, compartiendo con ustedes porque consideramos que estos espacios siempre nos llenan de mucha fuerza. Conocer otras realidades de otras mujeres en otros contextos, pero que también enfrentan dificultades y desafíos que nos ayudan a impulsar nuestro trabajo aquí con mujeres campesinas en las comunidades. Aquí les saludo desde Estelí, Nicaragua, con mucha lluvia también, ahora en época de invierno. Mucho gusto, compañeras.
Desde Valencia participan las compañeras Cecilia, Celia, Victoria y Sara, desde Francia, que agradecemos su participación en la distancia
En esta primera parte os voy a lanzar yo una serie de preguntas que nos van a permitir conoceros un poquito más, a FEM y a AMAE.
Muchas veces pensamos, «¿y cuándo comienza una entidad? ¿Dónde tiene el punto de inicio?», por ello nos gustaría conocer las motivaciones que hacen que FEM y AMAE tenga su arranque y comience su actividad. ¿Quieres empezar, Cristian? ¿Cuáles fueron las motivaciones de FEM?
Cristian: Sí, con mucho gusto. Bueno, las motivaciones de la Fundación Entre Mujeres para impulsar una propuesta de transformación era ver esa situación de subordinación de las mujeres y sentir un deseo, una indignación, de poder cambiar esa realidad. Hace aproximadamente 30 años, este 15 de octubre, vamos a cumplir 30 años de estar trabajando en 17 comunidades del norte de Nicaragua.
Las motivaciones han sido, pues, esa situación de subordinación y opresión de las mujeres campesinas, donde, cuando nace la FEM había una situación muy profunda de desigualdad en el acceso a los recursos, principalmente a la tierra.
Entonces, ¿qué hacemos, las campesinas, si no tenemos acceso a este bien productivo para poder producir nuestros propios alimentos? Y bueno, toda la autoridad estaba centralizada en ese poder masculino: todo el tema de las decisiones, el tema de la no capacidad para decidir sobre los derechos sexuales y reproductivos. Es esa realidad, que insufla un sentimiento a esas mujeres fundadoras de decir: «aquí hay una realidad que no está bien y que necesita cambiar» y hacer un programa alternativo, opuesto a esta realidad, que es necesario cambiarla.
Y así empezó esta organización en 1995, a plantearse una ruta que partiera desde el empoderamiento de las mujeres. Eso empezó por construir y deconstruir un montón de cosas que las mujeres teníamos aprendidas.
O sea, que sois una entidad con trayectoria. ¡Estos 30 años son un gran recorrido!
Cristian: Sí, es un recorrido en el que hemos visto cambios. No todo lo tenemos resuelto. Enfrentar todo el sistema estructural de desigualdad, de subordinación de las mujeres para poder empezar a darnos valor y luego posicionarnos como un sujeto agrícola ahí en el campo. Transgredir todo lo que el sistema nos ha impuesto, avanzar en la parte productiva, y pensar y sentir que no debemos depender de un marido, sino que podemos producir nuestros propios alimentos.
Victoria: Bueno, en los inicios de AMAE, comienza con una motivación y unas ganas de nosotras por colectivizarnos, de hacer red. No llevamos tanta trayectoria como nuestras compañeras FEM, porque empezamos en el 2020, a raíz de la pandemia, que es una gran crisis que nos afectó a todos a nivel mundial.
Vimos que teníamos la necesidad de aportar nuestra semilla, así que empezamos con una línea de acción totalmente muy diferente a lo que estamos haciendo ahora. De hecho, empezábamos con itinerarios de inserción sociolaboral con mujeres, para también hacer un seguimiento y sesiones de itinerarios individualizados, para empoderar también a mujeres que, igual no han tenido aquí en España, en concreto en el territorio de Valencia, no han tenido la oportunidad por situaciones familiares, están en situación de vulnerabilidad, no hay una emancipación real de la mujer… Pero bueno, empezamos un poco por ahí, y después fuimos avanzando.
A raíz de esto, nos juntamos a través de hacer trabajo en red con otros colectivos, como era GRAMA, que fuimos a Mercavalencia y vimos ahí una realidad de la que no éramos conscientes de lo que estaba sucediendo. Vimos toda la cantidad de alimentos que en Valencia se tiran, simplemente por estética, por la maduración, o porque es más grande y luego no es posible venderse.
Vimos una necesidad clara: aquí hay un montón de comida que se va a tirar, y luego, hay un montón de población en Valencia que está en riesgo y en situación de pobreza bastante alta. Grama hacía el reparto de todos estos alimentos reciclados en Benimaclet. Nosotros vimos de poder trasladar todo esto a otros barrios que en Valencia también están en situación vulnerable.
Y luego, a través del reciclaje, fuimos a hacer otras líneas de acción, como puede ser el espigolament, que más adelante comentaremos un poco más detenidamente.
Las motivaciones son diferentes en cuanto a la forma, pero en el fondo estáis hablando de esos derechos de las mujeres, clarísimamente en las dos entidades.
¿Cuál es la acción principal de FEM? Es decir, de FEM y de AMAE, vuestra acción principal. Si tuvierais que hacer una especie de síntesis: “nuestra acción principal es…” ¿Cuál podría ser?
Cristian: Bueno, nuestra acción principal es el empoderamiento de las mujeres campesinas, porque, a lo largo de estos 30 años, hemos visto que, si no se parte de la propia persona, desde una conciencia de que hay una realidad que nos oprime y nos subordina, y que esa realidad no es porque Dios así lo quiere, sino una realidad que es construida por un sistema machista, patriarcal, capitalista también, que nos tiene en una situación de crisis y de agonía de la vida, entonces, pues no hacemos nada, ni nos indignamos…
Escuchando a las compañeras de AMAE, es una realidad que nos indigna, la que nos hace posicionarnos con una alternativa y una propuesta de hacer algo. Nuestro trabajo fuerte es el tema del empoderamiento de las mujeres campesinas y la lucha contra la violencia, porque son los primeros grilletes que debemos transgredir para poder avanzar hacia esa armonía con los otros seres, como los ecosistemas, el agua, los suelos y nuestras compañeras también.
Estamos claras de que no lo hacemos solas; tiene que ser en colectivo. Es por eso que nuestra propuesta de empoderamiento ha tenido que ver desde lo personal, lo económico también, porque tiene que ver con los medios de vida y la mejora y la autonomía económica de las mujeres, y lo organizativo. Porque no es verdad que desde el individualismo se puede avanzar a romper esos grilletes que tenemos construidos en esta sociedad, que sobre todo a las mujeres nos pone en una situación de desigualdad más profunda.
Celia: En el caso de AMAE, vamos muy ligadas al empoderamiento de la mujer, y como ha comentado Victoria antes, empezamos con una necesidad de hacer las cosas de la manera en la que creemos que se tienen que hacer, alejándonos un poco de esas maneras patriarcales, capitalistas e individualistas. Al final, como ha comentado mi compañera, eso nos llevó a ver todo el desperdicio alimentario y a decir: «vale, vamos a llevar una línea más clara, que va a ser la recuperación de alimentos.»
Ahora mismo, nuestra acción principal es l’espigolament, que es una práctica tradicional que se realizaba hace años en España y en más países, y a día de hoy, con todo el tema de leyes, de higiene sanitaria y demás, es algo que está prohibido hacer de manera individual. Entonces, nosotras organizamos grupos de personas voluntarias y vamos a espigolar los campos de agricultores y agricultoras que nos lo solicitan.
De esta forma recuperamos aquellos alimentos que se quedan en la tierra por motivos estéticos. Muchas veces a los agricultores no les sale rentable pagar una cuadrilla de trabajo y se ven obligados a dejar esos alimentos ahí. Entonces, es llevar la recuperación de alimentos a un grado más, y estas frutas y verduras, repartirlas un poco entre quienes las quieran y las necesiten. Pues básicamente eso: hacer las cosas de otra manera.
Escuchando a AMAE y a FEM, es curioso cómo es imposible desligar a las personas de la tierra. Realmente, la tierra da fruto porque hay toda una comunidad que está detrás. No es individualismo, sino todo lo contrario: es colectividad.
Escuchando toda esta participación, seguro que una de las finalidades que tenéis, tanto AMAE como FEM, es que la transformación se consigue porque hay aprendizajes. Antes, Cristian hablaba de deconstruir para volver a construir. ¿Cuál sería el aprendizaje o aprendizajes que aporta vuestra acción?
Cristian: Uno de los principales aprendizajes es esto, y que usted lo mencionaba: el tema de la tierra. Porque nosotras somos mujeres campesinas, estamos en comunidades del norte de Nicaragua, y trabajamos el feminismo, pero no cualquier feminismo por este vínculo que tenemos con la tierra y con todos los medios de vida, porque son los alimentos y es nuestra vida. Entonces, nosotras decimos “no podemos”.
En las discusiones que hemos venido teniendo, y en los espacios con mujeres feministas también, nosotros tenemos algo particular. Y eso es porque vivimos en el campo y necesitamos la tierra; necesitamos luchar por reforestar, por cuidar las fuentes de agua, no solo por los derechos sexuales y reproductivos, que es una bandera de lucha. Pero estamos conectadas con otros seres que tienen que ver con nuestra vida y con nuestro cuerpo.
El mayor aprendizaje es esta propuesta integral que es necesaria para la vida. No podemos decir solamente el tema de la sexualidad, que sí la trabajamos mucho y es algo muy fuerte, sino también la relación y la restauración de estos medios de vida que son significativos. Por eso hemos venido a autonombrándonos como feminismo campesino y comunitario, porque es localizado. Y eso implica que tenemos otras luchas, como el tema de los alimentos, como es el tema de los medios de vida que hay que restaurar por esta crisis que nos está causando el capitalismo. Ese es nuestro aprendizaje, que hemos venido fortaleciendo a lo largo de estos 30 años, porque no solo es una lucha, sino que desde el lugar donde estamos, es diversa nuestra subordinación, nuestra opresión, y con esos frentes hay que luchar.
Ceci: Vale, he escuchado muy detenidamente todo lo que ha dicho Cristian, me parece súper interesante. A ver, es que yo veo que hay muchísimos vínculos. Claramente, estamos en dos contextos súper diferentes; vivimos dos realidades completamente diferentes, pero sí que es verdad que el tema del empoderamiento, como bien decía Cristian, también abarca muchísimos aspectos. Aparte de la subordinación que puede haber de la mujer, nos empodera saber qué es lo que comemos, de dónde viene lo que comemos. Nos empodera saber que, mucho más allá del estado o de la sociedad capitalista en la que vivimos, que son los supermercados, etc., también tengamos un acceso otra vez a ese recurso básico que, como has dicho bien tú, es la tierra.
Aquí se ha perdido un poco ese sentimiento, sobre todo en las grandes ciudades. Yo veo que luego en los pueblos, en realidades más pequeñas y más comunitarias, es diferente. Entonces, claro, el aprendizaje está justo allí, en lo colectivo. Quiero decir, cuanto más todo sea impersonal, cuanto más nos alejemos de lo que es la colectividad, más fuerza perdemos en todos los ámbitos y en todos los aspectos.
El feminismo es muy bueno y muy grande por eso, porque es transversal y ocupa un poco todos los espacios: políticos, económicos, personales, etc. Nuestro aprendizaje ha sido que en las ciudades todo es muy impersonal, todo es muy lejano: compras unos productos que son de la tierra, pero no sabes ni siquiera de dónde vienen esos mismos productos. Esos mismos productos muchas veces, ni siquiera tienen el sabor que tendrían que tener. Entonces, claro, todo ese individualismo, ese vivir de forma individual, nos hace luego perder ese contacto, ese contacto directo con la tierra y, en este caso, con la alimentación, que es muy importante.
Uno de los aprendizajes más fuertes ha sido darle toda la importancia otra vez al colectivismo, al trabajo en colectivo, para recuperar sabiduría y para empoderarnos también, tanto a nivel personal como económico.
Aquí tenemos a nuestra compañera Sara, que está en Francia y que es una de las primeras voluntarias de AMAE.
Nosotras no podríamos llevar a cabo nuestra labor absolutamente sin la red de voluntarios y de agricultores, y de voluntarias y agricultoras, también, que nos hemos hecho en estos años.
Sara está aquí para hablar un poco de su experiencia, que mejor que ella, nadie sabe todo lo que ha aprendido, porque claro, a raíz de ser voluntaria, luego Sara decidió ser integrante de AMAE. De hecho, ahora es una integrante más y colabora con nosotras en todos los proyectos y en todas las cosas que llevamos a cabo. Así que, nada, bienvenida Sara otra vez, y si nos puedes contar un poco, no sé, qué es lo que te ha interesado de AMAE, digamos, lo que te ha movido a participar, cómo ha sido tu experiencia desde dentro, y luego el por qué finalmente decidiste unirte a nosotras.
Sara: Bueno, pues como algunas ya sabéis, Celia y yo somos amigas desde hace bastantes años, y cuando empezó este proyecto de AMAE, Celia y yo vivíamos juntas. Entonces yo, a modo de observar lo que me contaba, como que llamaba un poco más esa necesidad también mía de colectivizarme. Me encantaba la idea en sí del proyecto, pero por motivos personales, no podía comprometerme al 100%.
Entonces encontramos esa vía de voluntariado para empezar a trabajar con AMAE. A partir de ahí, he estado tanto en el reciclaje en Mercavalencia, en diferentes actividades y eventos o cosas que han ido saliendo para AMAE, a modo de ayudaros.
Realmente para mí, también ha sido una manera de crecimiento y de ser más consciente de la realidad que nos rodea. Porque, al final, hasta que no vas a Mercavalencia a reciclar comida, no eres consciente de toda la cantidad de comida que se tira. Hasta que no vas a espigolar, no eres consciente de todos los alimentos que se desperdician.
Entonces, lo mío ha sido como un poquito a poquito, a cada vez querer saber más, ayudar más, saber más, ayudar más, hasta que ha llegado el punto en el que ya, con todo más estable, estando en Valencia, he podido deciros: «Chicas, quiero participar dentro de la asociación». Ahora puedo participar al 100%, ya no solo como voluntaria, sino como integrante.
En todo este proceso, a nivel personal yo he aprendido mucho, desde cómo organizar la fruta y la verdura para que no se estropeen, cómo poder aprovechar esa fruta y verdura en otro tipo de alimentos, o el hecho de ir al campo y conocer de primera mano. Aunque yo haya crecido en una zona medianamente rural y conozco bien el campo, y tal, hasta que no haces ese trabajo, realmente pienso que no eres consciente, y aunque lo valores de antes, no lo valoras realmente hasta que estás ahí y participas.
Entiendo que a vosotros también os pasa un poco igual. Cada vez que vamos a espigolar, voy ilusionada, voy con muchas ganas, porque no es el hecho que vas a hacer un trabajo; que sí, que eso nos enriquece, pero es el ver, formar parte del proceso: recuperar ese alimento, estar ayudando al agricultor o agricultora, estar ayudando a esas personas en situación vulnerable que lo necesitan, y el crear una conciencia, que también una parte de las asociaciones, trabajando través del voluntariado, creo yo que es crear esa conciencia, y que la gente, valga la redundancia, sea más consciente en sus actos, y en este caso, en tema comida.
Como persona voluntaria¿notáis pequeños cambios? ¿Se perciben pequeñas transformaciones a nivel local cuando estáis interactuando en una localidad concreta o con agricultores o agricultoras concretas?
Sara: Yo sí que veo cómo cada vez que iba, por ejemplo, a hacer un voluntariado con ellas, me encontraba con personas diferentes o incluso con personas que ya habían estado antes. Al final, eso significa que sí hay un pequeño cambio en el hecho de que el mensaje cada vez está llegando cada vez a más gente, cada vez se solicita más…en este caso pues, íbamos a por naranjas para poder llevar tanto al banco de alimentos como para que los mismos voluntarios puedan llevarlas a sus familiares y amigos. Entonces, sí me da la sensación, o tengo la sensación, de que poco a poco ha ido creciendo. Y sí que ves que el problema es que la gente no llega a esa información para poder actuar. Tampoco sé en qué punto está el hecho del acceso a la información o el hecho la actitud y las ganas que tenga la gente, pero yo diría que sí, que cada vez ha ido creciendo un poco más. ¿Qué opináis, chicas?
Ceci: Sí, absolutamente de acuerdo contigo. En lo pequeño, nosotras empezamos reciclando 12 cajas, 7 cajas, y repartiendo esas 7 o 12 cajas a familias, y nosotras de forma personal. Poco a poco hemos visto cómo de esas 7 cajas pasaron a ser 50, pasamos a hablar de kilos, ya no estamos hablando solo de familias, sino de entidades que trabajan con nosotras. No podíamos hacernos cargo del reparto porque la cantidad de comida era demasiada. Entonces, tuvimos que hacer red con otras entidades, asociaciones y colectivos, tanto institucionales como no.
Creo que esto es un claro ejemplo de que el fenómeno ha ido in crescendo.
Y, por lo tanto, como decía Sara, la información va corriendo, porque muchas veces, hacemos, imagino que Cristian también está de acuerdo, se hace intervención, se hacen proceso de intervención en defensa de los derechos humanos, pero realmente lo que se está haciendo es transmisión de información que, de otra manera, no llega y, por lo tanto, la conciencia no cambia. Cristian, ¿tenéis personas voluntarias también en FEM?
Cristian: Sí, tenemos personas voluntarias, bastante jóvenes, hombres y mujeres, sobre todo, que están en las universidades y quieren estar uno o dos meses para aprender mucho del trabajo de campo que hacemos. También recibimos voluntarios y voluntarias de aquí, de las universidades, pero también hemos tenido internacionales que vienen por cierto tiempo, y, dependiendo de sus habilidades o su interés de aportar y de aprender también, así los ubicamos en las diferentes áreas de trabajo. Es muy valioso, y nos apoyamos bastante en las voluntarias y los voluntarios.
En las comunidades también tenemos redes porque para el trabajo integral de la FEM es muchísimo trabajo, y el equipo técnico no se da abasto. Entonces, tenemos también las redes en las comunidades; por ejemplo, la red de promotoras agroecológicas, la red de defensoras ambientales, y la red de defensoras contra la violencia. Son mujeres en las comunidades que están ahí, haciendo un trabajo de sensibilización, porque eso tiene que ser permanente.
Con eso logramos cumplir todo lo que nos proponemos en términos de sensibilización, en términos de operatividad y de monitoreo de las acciones que se están llevando a cabo. Mucho del trabajo lo hacemos con las redes, que es un trabajo de voluntariado.
También tenemos una red de comunicadoras rurales que vienen a una radio los viernes a Estelí, y hacen trabajo de sensibilización. Ese trabajo es voluntario de ellas. ¿Qué hacemos la organización? Las capacitamos en algunas técnicas para poder influir y dar a conocer el trabajo y sensibilizar de estas temáticas; tema de agroecología, tema de derechos de las mujeres, prevención de la violencia. Todos estos temas son necesarios trabajarlos.
Victoria: Cristian, yo quería preguntarte una cosa. Para acceder al voluntariado, imagínate que yo mañana quiero irme a Nicaragua y quiero participar en vuestro proyecto. O sea, ¿cómo puedo acceder? ¿De qué manera? No sé si puedo estar un mes, dos meses. ¿Cómo lo organizáis? ¿Cómo puedo acceder yo a ese voluntariado?
Cristian: Mire, fíjese que bueno, le voy a contar la experiencia que hemos tenido, con dos muchachas argentinas. Primero se manda una carta de solicitud, eh, una carta de interés a la organización, y aquí la valoramos con las mujeres del comité comunitario, le llamamos, que son mujeres representantes de las comunidades. Esa es la máxima instancia de toma de decisiones, y ahí luego respondemos, y se hacen ya después todos los trámites. Casi todos los voluntariados, las cartas de interés que vienen son aprobadas, pues porque personas que tienen capacidades, nosotras también podemos aportar de manera que sea como intercambio también. Y ya, pues luego de aceptada la solicitud o la carta de interés de parte de la persona que quiere venir, ya se hacen otros procedimientos, pues legales. También hemos tenido experiencia de gente internacional que ha venido, que viene por parte de los lugares donde están estudiando y logran financiarse, por ejemplo, estar dos meses. Ahorita hemos tenido dos compañeras de Argentina que vinieron por dos meses, febrero y marzo.
Victoria: Vale vale, pues muchas gracias.
Vamos a dar paso al diálogo directo entre AMAE y FEM
Ceci: Vale, pues Cristian, vamos a preguntar: ¿existe desperdicio alimentario allí en Nicaragua? Claro, como nos has dicho que sois mujeres campesinas, supongo que tendréis en cuenta que nada se tiene que, de alguna forma, perder del campo, que todo se puede aprovechar. Pero bueno, aun así, si la respuesta es sí, o sea, si al final existe desperdicio, ¿hay algún tipo de actividad activa que hagáis para evitarlo?
Cristian: Sí, bueno, decirles que en estos dos sectores, podemos decir, campesino comunitario y la ciudad, urbano y rural, hay desperdicio de alimentos, desafortunadamente. Y bueno, quería felicitarlas porque es un trabajo valioso lo que hacen. Decirles que también, nosotras tenemos una escuela de ecotecnología Madre Tierra aquí en Estelí, recién inaugurada, entonces también cuando ustedes puedan venir o compartir con nosotras lo que están haciendo en este tema de reciclaje o cómo se aprovecha el tema de los alimentos, sería bueno también organizar en un próximo momento un intercambio con las muchachas de la escuela, porque son cosas que son valiosas, iniciativas muy valiosas que se están dando y que nosotras necesitamos también aprender o seguir innovando.
Porque sí, existe desperdicio de alimentos en el país, en la ciudad, eh, sobre todo porque hay una falta de conciencia, y también hay un sistema muy consumista, hay un sistema consumista de comprar los alimentos y luego se desperdician mucho, hay poca conciencia, y por eso, la FEM hace un gran trabajo; estamos ahí aportando con lo que podemos, porque nuestra propuesta es: ante este desperdicio de alimentos en las comunidades donde trabajamos es, por ejemplo, aprovechar los residuos que salen de las cosechas, los rastrojos de los frijoles para hacer la composta mineralizada y aplicarla a los suelos, o la pulpa del café para que eso no vaya a los ríos y sea fuente de contaminantes.
Hacemos un trabajo de conciencia en el tema de los consumos de alimentos. Por ejemplo, el tema de la dieta, por eso estamos trabajando con el programa de seguridad y soberanía alimentaria, que es la producción de comida en los huertos, porque tenemos mucha costumbre de comer mucho carbohidrato, mucho arroz, mucho puré, pero poco comemos verduras. Entonces, estamos trabajando con las mujeres en eso; lo que mencionaban ustedes, empoderamiento es alimentarme bien, cambiar muchos hábitos alimenticios y consumir mucho lo que está ahí, las naranjas, los plátanos, los bananos, los cítricos que hay en ciertas zonas en las comunidades donde trabajamos. Entonces, es aprovechar eso y no traer comida de afuera, ese es un trabajo que hacemos. Y el tema de elaboración de los abonos, todo lo que salga. Yo siento que en el campo es menos que en la ciudad, porque al menos tenemos los animales también. Sacamos, qué sé yo, la granza de maíz o de millón o de sorgo, y se puede hacer concentrados para los animales, para los cerdos, para las aves. Ese es un trabajo de la Escuela de Ecotecnología Madre Tierra que ha aperturado la FEM para darle salida a esos residuos que salen de la producción, y que se logre aprovechar toda la cadena.
Ceci: Vale, genial. Última pregunta: la escuela que mencionas, ¿también es un proyecto dentro de FEM que ha nacido para el tema del desperdicio, o es una entidad externa con la que estáis colaborando?
Cristian: Ha nacido de la FEM, dentro del componente ideológico, empoderamiento ideológico, programa de educación. De ahí nace la escuela, una escuela de ecotecnología, porque, aunque jurídicamente, tiene su ente regulador, podemos decir que jurídicamente estamos separadas, pero es como una hija, un brazo de la FEM del componente de Educación. Ha nacido para el tema de los alimentos, para el tema de las tecnologías. Por ejemplo, la FEM está en comunidades que venimos ahorita de una dura, dura sequía; temperaturas altísimas. Entonces, ahorita estamos en época de invierno, pero ¿qué ha pasado? Ayer, por ejemplo, cayó una lluvia de casi 4 horas. Estamos saturadas de agua. Entonces, ya una cosa es que el año pasado fue seco y los alimentos se produjeron poquito, y este año, que hay bastante lluvia, cae de un solo. Entonces, son como los extremos que estamos viviendo en estas comunidades, donde estamos cruzadas por esa franja del corredor seco centroamericano, y son comunidades como más secas. Hay otras zonas más productivas en la zona de Matagalpa, pero esta zona del norte de Estelí hay comunidades bien secas, entonces esto es bien desafiante. La escuela es como una propuesta para crear tecnologías resilientes al cambio climático, como cosechas de agua, sistemas de riego para ahorrar agua y para no dejar perder los cultivos, o todo lo que tiene que ver con aprovechar. También estamos aprovechando el estiércol de los cerdos con biodigestores, produciendo gas. Entonces, esas tecnologías que hay que seguirlas reproduciendo como una alternativa a la crisis climática y todo lo que podamos seguir aprendiendo para que el cambio climático no nos afecte. Trabajemos también variedades criollas o restauremos y recuperemos variedades de semillas que logren adaptarse o sean más resilientes a estas crisis climáticas, porque sí, aunque hagamos mucho esfuerzo, esto es global y los datos son catastróficos. Entonces, para que no nos afecte tanto… todo el tema de la resiliencia.
Ceci: Superinteresante, la verdad. Muy, muy interesante.
Elena: Cristian, lánzales una pregunta.
Cristian: Sí, entonces compañeras, bueno, su trabajo es muy valioso, estoy muy admirada y espero poderlas conocer y que vengan aquí a la escuela.
Victoria: Tenemos ganas, eh.
Ceci: Ojalá. Ojalá, Cristian.
Cristian: Modo de también, porque nosotras decimos: todo lo que tenga que ver con procesamiento de alimentos, porque aquí también hay muchas cosechas de temporada. Por ejemplo, ahorita los mangos, acaba de pasar el tiempo de los mangos, pero tenemos que procesar alimentos. A veces las mujeres en los huertos tienen mucha producción de tomate y hay que procesar para después no pasar escasez o tener resguardada comida. Eso es necesario trabajarlo con la escuela y ojalá puedan ustedes apoyarnos.
Entonces, yo lo que les quería preguntar es, bueno, ya mencionaron ustedes que tienen también apoyo con los voluntarios y porque es un trabajo que ahora no se dan abasto y yo quería preguntarles si existen pues redes de apoyo para la discusión de la acción o pues, hacer estas acciones concretas. ¿Qué otras redes son con las que cuentan allá donde están en Valencia?
Celia: Bueno, primero respecto a lo último que has dicho, relacionado con el aprovechamiento, considero que, desde Occidente, tenemos muchísimo que aprender de las prácticas que tenéis allí, porque al final nosotras, el nivel de desperdicio fruto de la superproducción y del superconsumo… O sea, sensibilizamos muy desde, pues “qué se puede hacer con la piel de la zanahoria”, por ejemplo, pero creo que, a nivel global, todas las prácticas que desarrolláis o que estáis en proceso de desarrollar son muy valiosas y dignas de admirar. Así que, enhorabuena.
Y respecto a las redes de apoyo, nosotras siempre hemos funcionado apoyándonos en diferentes redes, siempre como es Valencia, es una ciudad grande dividida por barrios y cada barrio, pues, hay algunos que tienen más movilización, otros menos. También es una ciudad con mucha huerta, cada vez menos porque poco a poco la ciudad se la está comiendo. Entonces, nosotras solemos trabajar con las asociaciones de vecinos y vecinas y generalmente cada asociación de vecinos tiene una parte de reparto de alimentos y nosotras entramos ahí. O sea, somos como esa parte de la cadena que va a recuperar los alimentos y los entrega a las asociaciones que ya gestionan los repartos. Y luego, pues, a partir de funcionar en red, nos van saliendo más cosas. Aparte de como una acción más directa en el campo, pues también llevamos a cabo muchas veces acciones de sensibilización con niños y niñas. Pues esa parte también de comunicar y de hacer conciencia de todo lo que está pasando.
Victoria: Sí, de hecho, un poco, o sea, empezamos gracias a la asociación de vecinos de Castellar-Oliveral, que Castellar-Oliveral es un territorio donde hay mucha huerta, y a partir de nuestra red, o sea, trabajo en red con la asociación, hemos ido conociendo diferentes entidades que nos han hecho crecer realmente y que la gente acceda a esta información y a lo que estamos haciendo. Entonces, gracias a este trabajo, hemos podido desarrollarnos, básicamente.
Elena: ¿Algún ayuntamiento que mencionar? Si es que hay algún ayuntamiento pequeñito que diga, como ayuntamiento, no como vecinos y vecinas de alguna localidad, sino ayuntamientos que digas, pues mira, ¿o por el momento no?
Victoria: Sí tuvimos seis meses un contrato menor con el Ayuntamiento de València, la verdad. Nos metimos también a raíz de que conocíamos a Empar, que era de la Asociación de Vecinos de Castellar. Ella estaba dentro de Aprofita València, que es un grupo que trabaja con más entidades. Y bueno, pues ahí está, pertenece al Conseller de Alimentari. Entonces, a partir de ahí, como que metimos cabeza un poco y, como teníamos tantas ganas de crear y de hacer, y que éramos la fuerza, el motor de ese grupo realmente, porque, pues, bueno, da igual. No entraré en detalles, pero éramos el motor. Y entonces, pues, bueno, accedimos e hicimos seis meses, y nos contrataron para hacer seis espigoladas, diferentes acciones de difusión… había algunas cosas que eran más de pega, como para cumplir un poco el contrato, pero realmente, nosotras lo hacemos muchas veces sin necesidad de hacer este contrato, ¿sabes?
Victoria: Cristian, en la trayectoria de FEM, ¿qué logros consideráis importantes a transmitir con toda vuestra acción?
Cristian: Sí, bueno, hemos visto muchos logros a lo largo de estos años. Que tengamos también hoy bastantes mujeres jóvenes en el ejercicio de la palabra, en los intercambios, porque el hecho de estar con ustedes, también hablándoles y compartiendo la experiencia con esta soltura, ha sido un proceso de transformación en mi vida. Pues todo lo que he aprendido, y así muchas mujeres jóvenes que hoy están también al frente de esta propuesta, haciendo mucho trabajo y sobre todo con conciencia. Considero que uno de los logros más valiosos es que nosotras decimos: sin conciencia no hay cambios. Tenemos que generar conciencia de cómo opera este sistema capitalista, machista y patriarcal en nuestras vidas y en nuestros territorios para hacer acciones diferentes.
Podría decirles que también los logros, por ejemplo, la FEM, a lo largo de los años de trabajo, hemos logrado que alrededor de unas 200 mujeres cuenten con su tierra propia. Porque, por el mismo machismo, la tierra, como un medio de vida, ha estado centralizada en el poder masculino, y las mujeres estamos más arrinconadas al tema doméstico. Entonces, hemos logrado que alrededor de unas 200 mujeres hoy en día tengan su tierra propia y estén produciendo alimento. Tenemos alrededor de 2000 mujeres organizadas con todos los programas. Tenemos ahorita 100 huertos activos en manos de las mujeres, es decir, que tenemos comida. También tenemos 18 mujeres apicultoras, alrededor de 30 mujeres en café, y 10 mujeres que están produciendo rosa de Jamaica o hibiscus. Y a veces pareciera poco, pero cuando las mujeres venimos de no tener nada, ni siquiera un techo donde aorillarnos, esto es muy valioso.
Y, sobre todo, en este tema de la conciencia, tenemos ese capital. Las redes también que se han construido a lo largo de los años son, considero, uno de los logros más importantes. Que las mujeres nos posicionemos como un sujeto y no como un objeto. Un sujeto que tiene el deber de despojarnos de la violencia, del machismo, de la subordinación y de la opresión. Pero también debemos juntarnos con otras y construir nuevas relaciones entre hombres y mujeres, pero también como con los otros seres vivos, como son los alimentos y que dejen de botarse alimentos, como es la tierra, como son los árboles, como son los animales y deconstruir eso que el capitalismo nos ha enseñado, que es arrasar con todo, desperdiciar todo y matar todo. Establecer nuevas relaciones; restaurarlas, porque en algún momento las hemos tenido, solo es que el mismo sistema nos ha despojado de ello.
Son logros muy valiosos. Avanzamos, a veces retrocedemos, pero el entorno no es fácil. Pero sí, seguimos perseverando de manera colectiva, sobre todo, y hemos encontrado aliadas y aliados en el camino, como la gente de Valencia que nos ha apoyado bastante en propuestas para que las mujeres accedan a medios económicos. Esta fuerza y resiliencia de poder situarnos como mujeres protagónicas y no victimizarnos.
Victoria: ¡Qué bonito! Bravo, enhorabuena por vuestra labor.
¿Y qué logros tiene AMAE?
Victoria: Pues mucha experiencia en el mundo de la huerta, algo que pensábamos que lo teníamos un poco alejado y lo hemos vuelto a captar, cuando esto es de nuestros abuelos y nuestras abuelas, como una cultura, una tradición que estaba un poco olvidada. Estar otra vez en contacto con la tierra.
Elena: Y un poco lideresas, ¿no?
Victoria: Un poco también. Es que a veces tenemos el síndrome de la impostora, ahí estamos, dándole.
Ceci: Exacto, como que igual muchas veces, no sé, creo que eso es un sentimiento por lo que hemos hablado, por cómo está el sistema y cómo está impostado el sistema. Muchas veces no nos sentimos suficientes, ¿no? O pensamos que lo que queremos hacer no va a poder ser por X razones, y luego cuando le echas el corazón y de verdad crees en algo, y los valores que tienes son valores éticos y morales, se puede construir una realidad que, aunque sea muy pequeña, puede ser una realidad muy bonita, y deconstruir lo que ya hay para acceder a algo que a veces puede parecer utópico, pero que luego en pequeña escala vemos que no lo es; eso es lo bonito.
Luego, el aprendizaje que nos llevamos respecto al campo y todo lo que hemos aprendido respecto a la alimentación, todo eso es lo que nos hace querer sensibilizar y llevarnos este mensaje un poquito más allá. Como decías tú, es muy importante que estén personas jóvenes, porque son quienes algún día habitarán en este mundo. También trasladar esos conocimientos yo creo que es muy importante desde la educación.
Victoria: Sí, transmitir información; que no se quede aquí, sino que siga.
Celia: Y luego, a nivel personal, considero un logro también nuestra manera de organizarnos. Al final, somos cuatro, y además de hacer esto, también somos amigas y hacemos muchas otras más cosas: trabajamos, estudiamos… y también creemos en que hay que cuidar el campo, hay que recuperar alimentos… Pero también creemos que las actividades o los trabajos en grupo se deben de organizarse desde los cuidados, desde el escucharnos, desde prestar atención a la salud mental, a cómo estamos, a evitar jerarquía…. Nostras siempre ponemos mucha atención en trabajar de una manera horizontal, no en mandarnos cosas sino en asumir cada una sus responsabilidades según lo que pueda hacer. Si no puede, comunicarlo. Para mí, eso también es un logro, porque es ir a contracorriente en un sistema que al final busca organizarse de una manera más jerárquica.
Victoria: Sí, un poco como una pedagogía del cuidado entre nosotras.
¿Y los retos? ¿Cuáles son los retos para FEM y retos para AMAE?
Cristian: Bueno, considero que uno de los retos es el tema de la crisis climática. Eso es algo que a veces está latente y cada vez con mayor fuerza. Porque como somos también mujeres campesinas y luego a veces se pierden las cosechas o no hay mucha lluvia… Es como las crisis que están latentes y estamos en las comunidades…. Por ejemplo, que no ha llovido, es la ansiedad que se siente. Entonces, son como los retos, desafíos que tenemos. Luego ya viene la lluvia, y ahora hay mucha lluvia; entonces eso es porque está en riesgo la vida, los alimentos, nuestros medios de vida… Eso es como uno de los grandes que tenemos
Y el tema del patriarcado, porque la FEM trabaja solamente con mujeres campesinas, y como les decía anteriormente, a veces se retrocede por el mismo sistema machista, la influencia de las iglesias también muy fundamentalistas, y el tema de la violencia. Son pasos que se dan poco a poco y requiere proceso tiempo, pero que el sistema machista y capitalista globalizado también a través de la erosión de la identidad, porque también tenemos ese desafío o reto del tema de la identidad y que los jóvenes, si se quieren quedar en el campo, apoyarles para que se queden porque la producción de alimentos… Qué se está cultivando… Ahora, el tema de los monocultivos hay mucha migración debido a la crisis climática. La gente dice: «Si no produzco nada, mejor alquilo la tierra», por ejemplo. Entonces, alquilo la tierra y tengo seguro mensual o cada tres meses y no pierdo sus cosechas. Todo esto es un gran desafío ante la producción de comida y la identidad campesina, y es algo con lo que nos enfrentamos. Entonces, entre más resiliencia podamos hacer, entre más tecnologías podamos innovar para que la gente no pierda sus cosechas y mantenga su ánimo de quedarse en el campo, sobre todo las mujeres, las jóvenes, eso lo seguimos trabajando, pero, el capitalismo es duro; está invadiendo nuestros territorios y comunidades con los monocultivos y con los agrotóxicos y con eso nos enfrentamos aquí en Estelí, en el norte, con los monocultivo,s el monocultivo del tabaco y el machismo, el patriarcado, que cada vez quiere que las mujeres retrocedamos y que seamos individualistas y que nos aislemos, pero tenemos que seguir avanzando.
Victoria: ¿Reto? Educar. Lo que estábamos hablando antes, de sobre transmitir el mensaje… Y también había dado antes una pincelada mi compañera Celia: un poco sensibilizar y educar. A veces hay cosas que no podemos controlar, porque que no están dentro de nuestras manos. Lo que sí podemos hacer es educar a adolescentes y niños y que sean conscientes de la realidad que pasa.
Entonces, uno de los retos, que, de hecho, ya hicimos una prueba piloto con un instituto, de hacer una espigolada con adolescentes. La verdad es que fue bastante guay; ellos disfrutaron un montón y estuvieron en contacto con la tierra. Es un poco también salir un poco del sistema educativo que a veces está también muy estructurado, muy hermético también.
Fue una experiencia bastante chula, y entonces nos gustaría seguir algunas líneas desde ahí: hacer actividades de espigolament, reciclaje, pero que también nos acompañen adolescentes. Y, obviamente, siempre invitamos a quien quiera, pero un poco desde ahí, desde educar. Es un poco lo que nos queda.
Ceci: Y bueno, también hay como muchos proyectos europeos a los que nos gustaría acceder de alguna forma porque, digamos que, a nivel estata,l aquí pues no es muy, muy fácil acceder a proyectos, sobre todo si eres una asociación pequeña, o sea, digamos que hay más fondos y más subvenciones para asociaciones más grandes que ya están aviadas.
Estamos buscando también pues ese empoderamiento del que hemos hablado ya bastante, pues que sea un poco también un empoderamiento económico por nuestra parte, de poder llevar a cabo los proyectos que tenemos en la cabeza porque son muchísimos; tenemos muchísimas ideas, muchas veces falta, pues eso, lo económico para poder llevarlas a cabo. Entonces queremos ver pues si tenemos la oportunidad a través de los Fondos Europeos de participar también en algún proyecto, así como más a gran escala, por así decirlo.
Victoria: Para poder abastecer un poco más y poder realizar más cosas porque, pues, si no es que estamos precarias.
Ceci: Sí, exacto.
Victoria: Totalmente.
Vamos con el mensaje de cierre de Compartiendo Ondas:
Sara: Pues a ver, yo creo que la base un poco al final, la línea en la que trabajamos todas es en el colectivizarnos, y en romper un poco con ese individualismo que nos lleva el sistema, y que al final pienso también que esa es la gran barrera con la que nos enfrentamos y, que pienso que, bueno, tanto nuestro trabajo como el trabajo de la compañera de FEM, bueno, las compañeras de FEM, van en la línea de seguir creciendo como comunidad, y que por muchas adversidades que nos venga, que somos fuertes y podemos con todo. Y no perder esta motivación porque pienso que es la línea de cambio, porque si no pocas cosas más podemos hacer, y que más gente se una a nosotras, creo yo.
Cristian: Sí, de acuerdo con lo que dice Sara, seguir fortaleciendo estas relaciones de alianza, porque eso es lo que nos mantiene vivas, ¿verdad?
Ante un sistema tan duro y desigual, pues seguir fortaleciéndonos porque estamos en el camino correcto, estamos en la línea correcta y es un trabajo tan necesario. Yo admiro mucho su trabajo porque los alimentos para mí, para la organización, es el corazón del capitalismo, porque está mercantilizado el hambre, y esta propuesta es muy valiosa ante tanta desigualdad que hay en los alimentos… porque, por un lado, hay un gran desperdicio; por otro lado, hay comunidades que no tienen tanta comida. Entonces, esa acción es muy valiosa lo que están haciendo, y las felicito y que sigamos adelante fortaleciéndonos. Nos dejan muy animadas también para seguir aquí nuestras luchas desde el lugar donde estamos.
Ceci: Sí, a ver, lo mismo vale para nosotras. O sea, hemos estado encantadísimas de escuchar todo lo que nos has transmitido. De hecho, aquí tenemos apuntes y apuntes y apuntes de todo lo que nos has contado, y que es supervalioso el trabajo que hacéis. Y que, justamente yo creo que esos puentes, como puede ser Compartiendo Ondas, nos animan y nos fomentan de alguna forma, y no nos hacen pensar que estamos solas y que sí que hay como, pues, por así decirlo, un hilo que de alguna forma nos une. Aunque estemos en dos contextos completamente diferentes, no sé, al hablar y al escucharte hablar, yo te siento como muy cercana, ¿no? Entonces, pues eso, esa sensación es muy bonita. Y que nos sirva tanto a nosotras como a vosotras para seguir adelante y para no dejar nunca de luchar: ni contra la sociedad, el capitalismo, ni siquiera el cambio climático podrá con nosotras. Ya verás.
Elena: Bueno, pues…
Victoria: Y a ver si compartimos de verdad un intercambio real,
Ceci: Sería maravilloso.
Celia: Eso sería genial.
Victoria: No solo ondas.
Ceci: No solo ondas, exacto.
Cristian: Sí, compañeras, cuando quieran, también aquí a la escuela, realmente nos pueden… apoyar mucho o también lo que quieran aprender, y nosotras le podamos aportar con mucho gusto. Que tenemos esa escuela de ecotecnología al orden para cualquier tecnología… hemos pensado en algún momento también construir, hacer algunas construcciones, por ejemplo, reciclando todo lo que es de plástico. Y tenemos algunos fonditos también para ese proyecto que necesitamos ahí contactarnos para ver cómo nos recomiendan o en lo que nos puedan apoyar realmente.
Ceci: Absolutamente.
Victoria: Sí, estaría genial.
Celia: Estaremos en contacto y encontraremos la manera de hacer algo juntas.
Cristian: Gracias.
Finalizamos el Compartiendo Ondas 16, y seguro que dentro de unos meses tenemos motivos y preguntas e ideas, para volver a compartir y seguir conociendo a FEM y seguir conociendo a AMAE, como dos entidades de personas comprometidas por los derechos humanos, los derechos de las mujeres y los derechos de la tierra.
Victoria: Y la soberanía alimentaria.